13/2/09

Cuatro cuarentones en crisis

hola
os vamos hablar de musica :

La curva de la felicidad es una obra con moraleja explica Pablo Carbonell porque aunque representan (y son) cuarentones, a cada uno de l
os personajes, interpretados por el propio C
arbonell, Jesús Cisneros, Josu Ormaetxe y Antonio Vico, se les puede encasillar en cuatro grupos, el niño perenne, el señora de la limpieza, el padre de familia y el típico primo gorrón. Por eso, "a pesar de ser comedia, tiene mensaje", reconoce el actor.
La obra, que lleva ya cinco años en cartel y m
ás de 600 representaciones, aborda en clave de humor la crisis a la que se enfrentan los hombres al cumplir los 40. El leit motiv del espectáculo es, para Jesús Cisneros demostrar que el hombre "realmente no es el sexo fuerte". Y lo hace a través de Quino, su protagonista, a quién su mujer
le abandona, según él, por ser "calvo y gordo", aunque realmente el motivo es porque es "inconstante, inseguro y porque no sabe decidir nada si ella".
Cuando se decide a vender la casa lo hace a tres personas diferentes, un macho ibérico, un psicólogo y un hombre capaz de mantener una relación estable, o sea cuatro "especímenes de 40 años" que muestran "qué piensan de las mujeres
y sus relaciones entre ellos".
Con humor y como si fuera un monólogo, Carbonell aseguraba que hace siete años cuando las parejas estaban en crisis vendían, como aquí, la casa a
tres personas; sin embargo ahora "las parejas no pueden separarse y tienen que vivir
juntas porque no pueden vender la casa", así que también se apunta a la "nostalgia".
Aseguran que La curva de la felicidad
hace reír "sobre todo a las mujeres" porque "ven retratados a sus maridos, sus amigos, sus vecinos y confirman lo que siempre han pensado de los hombres", que en el fondo "no son patéticos, pero sí unos pringaetes con los que pueden
hacer lo que ellas quieran".

La clave del éxito es que "hemos llenado el espectáculo de chorradas y existe una ósmosis entre los personajes y los actores" y es que el texto ha evolucionado desde que lo estrenó José Ángel Egido, luego con Carbonell, al que durante un tiempo sustituyó Joaquín Reyes. "Es un tema actual y vivo y, además, a los autores no
les importa, porque cobran igual".
Los primeros en disfrutar de la obra en el Teatro Principal fueron un grupo de personas que hace mucho que vivieron esta crisis de
los 40, ya que fueron las 224 parejas a las que el alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, agasajó con el espectáculo por cumplir 50 años de matrimonio.

adios un beso

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